02 noviembre 2010

CONSECUENCIAS DEL CAMBIO DE HORA


"Los estudios muestran que la gente es más feliz, más enérgica y menos propensa a enfermar en los días largos y luminosos de verano mientras que su humor tiende a rebajarse -y los estados de ansiedad y depresión a intensificarse- durante los días más cortos y grises del invierno".

Aunque no se esté predispuesto a la depresión, el cambio de hora provoca siempre una pequeña confusión hormonal, que normalmente no pasa a mayores.

Por ejemplo, la llegada anticipada de la noche también puede provocar, en personas susceptibles a los estados depresivos, una dolencia conocida como trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés) o depresión de invierno.

"En ausencia de luz, se segrega melatonina, un hormona que nos lleva la relajación y el sueño", explica la psicóloga clínica y sexóloga Miren Larrazabal. Este proceso, combinado con otros factores, puede influir, a su vez, en otras hormonas como la serotonina, cuya carencia está íntimamente relacionada con la tristeza y, en grados patológicos, con la depresión.

Este cambio, que en teoría se hace por ahorrar energía, puede suponer un gran gasto en otros aspectos.