
Sin embargo, han pasado los años, y el siglo XXI ha comenzado con los mismos problemas con los que finalizó el anterior: el número creciente de habitantes y los altos niveles de consumo están agotando los recursos naturales. La escasez crónica de agua y el avance de la desertificación, la pérdida de la tierra arable, la destrucción de los hábitats naturales y la contaminación generalizada son los principales peligros que amenazan la biodiversidad y el desarrollo de la Tierra.